Tango para dos

Estaba sentada en la barra, ausente en mi vaso vacío, cuando alguien se me acercó y me ofreció un baile. No sé por qué, pero había algo en su mirada que me embelesó y me obligó a levantarme del asiento, desviar la mirada del vaso , dirigirme a la pista, a pesar de que no tenía ni idea de bailar y estaba algo nerviosa. Supe que me había notado preocupada, mas no dijo nada.

Bailamos al son de una música indescriptible durante tanto tiempo que me pareció que habían pasado años. Al acabar se me acercó y me susurró al oído: "¿Has visto? No necesitabas saberte los pasos para bailar conmigo. Sólo una pizca de voluntad para hacerlo y las ganas de correr riesgos. El riesgo de pisarme, el de que yo te pisara". Me dio un beso en la mejilla y se fue, con una sonrisa dibujada en el rostro.

No pude preguntarle su nombre pero, a dia de hoy, apostaría todo lo que tengo a que se llamaba VIDA. 

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